RUMBO A EUROPA
Después
de media hora en remojo es el momento de preparar mis cosas. Cubro mi cuerpo
con una toalla y dejo mi pelo suelto para que se seque al aire. Corro hacia mis
maletas sin dejar de mirar a los lados para cerciorarme de que realmente Mauro
se ha ido. Saco unos pantalones rojos y los miro detenidamente. Rápidamente
deshecho la idea y elijo mi vestido turquesa, un regalo de cumpleaños de mi
hermana. Siempre que me lo pongo, no sé el motivo, me acuerdo de los veranos de
nuestra infancia en el pueblo, en casa de la abuela Marta. Tal vez debería
llamarla y decirle que todo va bien. Siempre se ha preocupado muchísimo por mí
y me sabe mal tenerla esperando durante tanto tiempo mis noticias. Descuelgo el
teléfono que hay encima de la mesita y me siento sobre la cama.
-
¡Sonia!
-
¡Laura! ¿eres tú? – dice mi hermana sorprendida lo que hace que me ponga de mal
humor al instante.
-
No, Sonia. ¡Soy Paula!
-
¡Ah sí! ¡Esto...! ¡Sí claro, Paula! – mi hermana y sus olvidos. Y eso que le
repetí por activa y por pasiva que no me llamase por mi nombre.
-
Estoy en Chile y estoy genial. Mi trabajo va estupendamente, pero he conocido a
alguien y me voy a ir a pasar unos días a Roma.
-
¡Tú y tus secretos! ¿Es guapo?
-
¡Tu siempre tan preocupada por la inteligencia de mis novios! ¡Pues no te voy
a...! – Siento un fuerte tirón en mi muñeca. Es Mauro que me arranca el
teléfono de las manos y lo cuelga sin miramientos.
-
¿Qué haces? – Le pregunto totalmente asombrada.
-
¿Estás loca? ¡No puedes llamar a tu familia! ¡Nos pones en peligro a todos y a
ellos especialmente! Nosotros nos moveremos y viajaremos pero ¿cuánto les va a
costar localizar a tu hermanita?
-
¿Cómo sabes que era mi hermana?
- Te
he estado escuchando y cuando me ha dado la impresión de que ibas a salirte de
tu guión, no me ha quedado otro remedio que saltar sobre ti.
-
Sonia se habrá quedado preocupada así que la volveré a llamar.
-
Puedes usar mi teléfono. Es seguro.
-
No has contestado a mi pregunta...¿Cómo sabes que era mi hermana?
-
Llama de camino al aeropuerto. Nuestro coche está esperándonos en la puerta.
Odio
tener que prepararme a toda prisa porque siempre se me olvida algo en algún
cajón o acabo con un sólo ojo maquillado. ¡Pero si sólo llevo puesta la toalla!
Rápidamente vuelvo a entrar en el baño cerrando con un golpe seco tras mis
pasos.
-
¡Eres una mujer muy tozuda! ¡Por algo mi padre eligió el nombre de Paula!
Giro
mi cabeza y saco la lengua como si lo tuviese frente a mí. En un segundo tengo
mi vestido turquesa listo, me pongo una cantidad generosa de espuma en el pelo
y me lavo los dientes a una velocidad supersónica. Salgo a toda marcha
poniéndome mis sandalias y meto mis cosas en las maletas como buenamente puedo.
Dejo caer todo mi peso sobre ellas y las cierro pillando con la cremallera con yo
que sé qué. Alzo la vista y veo a Mauro mirándome divertido con los brazos en
jarras y apoyado cómodamente contra la pared.
-
¿Qué soy? ¿Tu mono de feria?
-
¡Pues estoy empezando a planteármelo muy seriamente! – Me dice frunciendo el
ceño y conteniendo una carcajada - ¿Lista?
-
¡Sí!
Cojo
todas mis cosas pero Mauro me las quita de un tirón tan fuerte que me caigo de
bruces entre todas las malditas maletas.
-
Te encantan tus maletas ¿Verdad? ¡Siempre que te veo estás caída encima!
-
¡Estúpido!
Me
coge las manos suavemente y me levanta quedando todo mi cuerpo pegado al suyo
con una cercanía exageradamente incómoda. Salgo a toda prisa al pasillo y oigo
el chasquido de su lengua a mis espaldas. Recorremos cada pasillo a toda prisa
dejando puertas y más puertas a nuestro paso hasta llegar a recepción. Saco de
mi bolso mi tarjeta de crédito pero, como ya es costumbre, los brazos de Mauro
me frenan. ¡Oh, vaya! Creo que mi estancia será cortesía de la casa, o del
Señor Inspector, o de su Señora madre... ¡yo que sé!
¿Y
nuestro taxi? En su lugar veo el reluciente Jaguar negro que nos trajo desde la
casa de Paola. ¿Cómo vamos a parecer una pareja normal que se va de viaje
romántico a Roma? Cada paso que damos, estamos vigilados por su madre y, más
que una pareja, parecemos una presa y su cazador. Hago un gesto reprobatorio
con mi cara, abro la puerta del copiloto y me siento tranquilamente. Mauro
golpea con los nudillos el cristal pidiéndome que lo baje.
-
¿Qué haces?
-
¡No sé a qué te refieres!
-
¿Por qué demonios te sientas alante?
-
Bueno, en los viajes largos me suelo marear y necesito sentarme aquí. Pero si
quieres me sentaré atrás y tendré una bolsa de plástico en las manos por lo que
pueda pasar.
Se
da la vuelta dándome por imposible y se sienta tras de mí con aire resignado y
ofuscado. Resulta gracioso lo poderosa que te puede hacer algo tan simple como
el asiento delantero de un coche. Me río entre dientes comparando a Mauro con
Miss Daisy, aunque creo que ese sombrero no le sentaría nada bien.
El
chófer arranca y nos perdemos en las callejuelas atestadas del centro de Chile.
Mauro me da unos golpecitos suaves en mi hombro, lo que me hace girar la
cabeza.
-
¿Quieres llamar a tu hermana? ¡Toma! – Me ofrece su móvil – La conversación
tiene que ser corta y banal, sin entrar en detalles. Dile lo de nuestro viaje a
Roma y no le des más información sobre mí por seguridad.
Marco
el número y, prácticamente antes de que suene, mi hermana está al otro lado.
-
¡Hola Sonia! ¡Se ha cortado, perdona!
-
¡Me has asustado! – dice ansiosa.
-
¡No pasa nada, tranquila! Vamos camino del aeropuerto y tenemos muy poca
cobertura así que si en algún momento se corta...
-¿Vais?
– Me dice pícara.
-
Sí – Tapo el móvil y miro a Mauro - ¿Puedo decir tu nombre?- A lo que él
asiente- Mauro y yo vamos a coger un avión a Roma y pasaremos allí una
temporada para conocernos mejor. Además, él nunca ha estado en Italia y es una
buena oportunidad.
-
¿En serio? ¿No es un poco pronto? ¿Roma? ¿No tendrás demasiado cerca a Marco?
¿Es buena idea?
-
¡Oh, Dios Sonia! ¡No me agobies!
-
¡Estás loca! ¿Por qué puñetas Roma?
-
¡Para ya! – Cojo un papel de mi bolsillo y empiezo a arrugarlo - ¡Tengo mala
cobertura!
-
¡El truco del papel no! – Me grita al otro lado.
-
¡No te oigo Sonia!
-
¡No me cuelgues! ¡Maldita sea!
Cuelgo
el teléfono y se lo doy a Mauro que me mira con una media sonrisa de sorpresa.
-
¡ Vaya, vaya! ¡ no conocía esta faceta tuya de dejar colgada a la gente!
-
Mi hermana puede resultar muy pesada con todas sus preguntas. ¿Por qué Roma? ¡¿Por
qué ésto y por qué lo otro?!
-
¡Es tu hermana, es normal que se preocupe! Además, te vas con un tío súper
atractivo a una ciudad propicia para comernos a besos y no salir del hotel en
todo el día. ¡¿Qué esperabas?!
Mi
cuerpo se escurre incómodo en el asiento buscando un agujerito por el que
introducirme y desaparecer sutilmente. En todas mis relaciones he sido la voz
cantante y la que dominaba la situación y me encuentro ante este macho alfa que
lo único que hace es ponerme en situaciones embarazosas. Me arde todo el cuerpo
y me sumerjo en mis constantes elucubraciones dejando que el tiempo pase a mi alrededor
sin darme cuenta. Pronto veo ante mí el aeropuerto.
-
¿Cuándo saldrá nuestro vuelo?
-
En cuarenta minutos.
-
¡No nos va a dar tiempo! – Bajo corriendo y cojo todas mis maletas y voy a toda
prisa en modo estampida chocándome contra todo el mundo.
-
¡Soy Inspector! – Me paro en seco ante ese grito.
Giro
mi cuerpo y le veo tan tranquilo con ese paso sosegado y relajado que sólo
puede dar el poder. Camina entre la gente sin rozar ni un sólo brazo con ese
aire etéreo con el que se movía su madre bajando por la majestuosa escalinata.
Nunca le había observado de esa manera aunque también es cierto que es la
primera vez que le veo entre tanta gente. Creo que realmente me gusta este
hombre y, aunque este no sea nuestro momento, no puedo ignorar lo que siento.
-
¡Ey! ¿Por qué me miras con esa cara? – Me pregunta sorprendido – Parece que fuera
la primera vez que me ves.
-
¡Quizá sí!
Rápidamente
pasamos delante de las cintas de facturación y con un gesto de mano enseña su
placa al personal de seguridad que nos dejan pasar sin problemas.
-
Y ¿nuestras maletas? ¿qué haremos con ellas?
-
Digamos, que llevo material que es aconsejable no pasar por el escáner y, mi
placa me lo permite. Las autoridades están al corriente de la operación y han
dado la orden de dejarnos pasar, al igual que en Fiumicino. La Interpol ya está al corriente
de todo gracias a mi madre y, de esta forma, estaremos más protegidos.
-
¿Todo el mundo sabe nuestros planes? ¡Ni yo los sé!
-
Todo el mundo no, Paula, sólo personas concretas con poderes concretos que
podrán abrirnos muchas puertas, digamos que son ex-compañeros de mi madre. Es
aconsejable que no lo sepa mucha gente para que no haya filtraciones porque la
mafia tiene lacayos donde menos te lo esperas.
Nuestra
conversación nos lleva al interior del avión de Lan Airlines. Nuestros sitios
están en la parte central y el mío queda pegado a la ventana permitiéndome
disfrutar de las vistas , aunque pronto anochecerá y no veré nada de nada. Una
vez que he tomado asiendo observo a un hombre con un chaleco amarillo que
camina por la pista con nuestras maletas y las introduce en una caja de madera que
coloca posteriormente en el interior de la bodega. Las pantallas que quedan
frente a nuestras caras atraen repentinamente mi atención dejándonos ver el
plan de vuelo; Salida de Santiago de Chile 20:10 – Llegada Madrid 13:25. Salida
de Madrid 15:45- Llegada a Roma 18:20.
-
¿Haremos escala en Madrid? – A lo que pongo un gesto de espanto y pesadez.
-
Sí, además Sara nos estará esperando para darnos unos documentos.
-
¿Sara? ¿Quién puñetas es Sara si se puede saber?
-
Bueno, es...una amiga.
-
¡Venga! Si es una ex me lo puedes decir, total, tienes treinta años y no creo
que hayas estado en un Monasterio toda tu vida. Además, no somos nada.
-
¡Pero si tu no quieres!
-
¡Eso no es verdad! ¿Cuándo he dicho yo eso?
-
¡¿Así que quieres?!
Cojo
la almohada y la pongo suavemente entre mi cabeza y el asiento. Me tapo con la
pequeña mantita y me acurruco junto a Mauro mirándole a los ojos con aire
infantil.
-
¡Sí!
Giro
mi cuerpo con las mariposas revoloteando en mi estómago y observo por la
ventana la maravillosa puesta de sol con sus tonos rosáceos y amarillentos que
hacen la compañía perfecta para decorar este momento. Y, como el cansancio me
supera, Morfeo se apodera de todo mi cuerpo y caigo en un profundo y reparador
sueño que no me abandona hasta ¡doce horas después! Me despierta el tintineo de
los vasos de cristal chocando unos contra otros en el carrito de la azafata.
Mauro me zarandea suavemente, pero no quiero abrir los ojos.
-
¡Buenos días bella durmiente! ¡El desayuno!
-
¡Buenos días! Mmm tengo hambre.
Me
desperezo lentamente y me hago una coleta rápida imaginándome los pelos
alborotados que debo tener en este momento. Mauro coge mi almohada y mi manta,
rozando levemente su cara contra la mía, y las mete en el porta-maletas. Coloco
la bandeja justo a tiempo para que la azafata me entregue el café, los donuts, las
galletas y el zumo de naranja.
-
¿Estás bien?
-
Sí Mauro, creo que necesitaba dormir largo y tendido para aclara mis ideas.
Ayer estaba muy confusa.
-
¿Con todo?
-
¡Con todo no! Hay cosas que tengo muy claras, como que estamos camino de Madrid
para ver a tu ex-novia Sara.
-
Yo no he dicho que sea mi ex. Además, nos dará información que nos ayudará en
Roma y me entregará una identidad falta. ¡Claro, como tu ya tienes la tuya!
Miro
hacia arriba y muevo enérgicamente mi cabeza a modo reprobatorio. Desayunamos
en silencio y, cuando hemos acabado, saco mi e-book de mi bolso y me enfrasco
en mi lectura. Parece que hace años que no lo enciendo y fue la semana pasada.
Marc Levy y “La primera noche” me distraen durante unas horas y me hace más
ameno el viaje. Adrián y Keira me recuerdan en cierto modo a nosotros pero no
están teniendo muy buena suerte con sus investigaciones, lo que hace que me
estremezca.
Las
luces del cinturón de seguridad se encienden para avisarnos que en breve
tomaremos tierra. Guardo mi e-book y me abrocho rápidamente. En breve,
estaremos en mi ciudad. Madrid.



Cada vez me parecen mas cortos los capitulos... ay madre que tension!!! Paulita me tiene celos!! jijiji
ResponderEliminarQue mala eres jajajaj! Has estado con su hombre...
EliminarPues cada vez los capítulos son más largos. Hay veces que me cuesta parar de escribir y cuando me doy cuenta tengo páginas y páginas...
Captura.
ResponderEliminar